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4 pasos para sanar los celos

By Sin categorizar No Comments

Aunque sea algo que nos pase desapercibido, en la mayoría de las ocasiones proyectamos emociones tóxicas heredadas de nuestro entorno familiar que arrastramos desde nuestra infancia sobre la forma en que nos vemos a nosotros mismos y a los demás.

Los celos se gestan a edad muy temprana, cuando los padres muestran afecto entre sí o para otro niño. El niño pequeño quiere aferrarse a sus padres porque teme perder su afecto y/o reconocimiento, y para ello hará lo que sea para complacerles y contar con su aprobación.

En ese momento, el niño pequeño pone su atención en el exterior y deja de conectar con sus propias emociones. Paulatinamente esa desconexión será más y más grande llegando a una edad adulta totalmente disociado de su ser interno.

Los celos son la incapacidad de expresar nuestro potencial afectivo interno con nuestra pareja, nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo, nuestros padres y hermanos/as, etc. Eso nos lleva a tener miedo a perder su afecto y reconocimiento.

A la persona celosa lo que le ocurre es que no se quiere a sí misma y por eso piensa que la pareja encontrará fácilmente alguien mejor, los amigos dejarán de contar con él o ella, los compañeros de trabajo o su jefe le dejarán de lado, sus padres preferirán a su hermano/a y no tomarán en serio sus puntos de vista, etc.

También en los celos se manifiesta una parte dictatorial, la de querer que las cosas sean como uno quiere que sean.

Los celos propios y ajenos también hay que tomárselos como un aprendizaje y no como una situación de angustia. El que tiene celos tendrá que aprender qué esconde ese comportamiento, y el que es objeto de los celos tendrá que aprender a marcar los límites y a no entrar en ese juego. Tanto la emoción como el sentimiento provienen de la inmadurez, consecuencia de una falta de educación emocional.

«Los celos son una oportunidad para hacer un cambio en tu vida»

PRIMER PASO: El conflicto
Muchas veces existe tanta tensión interna que no se puede soportar más la situación y se estalla. La persona celosa necesita reconocer con humildad y sin juicios que el problema existe y realizar un compromiso personal de afrontar el problema para liberarse de esa emoción que boicotea constantemente su vida y sus relaciones personales.

Tanto si la persona es o no consciente, debe recibir ayuda para poder gestionarlos y liberarlos.

SEGUNDO PASO: La culpabilidad
Existen muchas influencias culturales y religiosas que refuerzan el sentimiento de culpa en nuestra sociedad pero ese no es el camino para liberarnos de la carga de los celos y lo único que consiguen es reafirmar la desconexión con uno mismo. Se trata de asumir la responsabilidad de nuestro comportamiento sin excusas y con verdadera determinación.

TERCER PASO: La comprensión
En este proceso, la persona va a poder llegar a la raíz de sus celos y poder trabajar sobre sus carencias e inseguridades (se recomienda solicitar la ayuda de un terapeuta).

Cuando una persona ya de adulta, por su nivel de aprendizaje y evolutivo, se convierte en observadora de su reacción con el hermano, su pareja, etc., esta nueva perspectiva le permitirá ver toda la acción en su contexto.

Al salir de sí mismo y al no sentirse implicado (actitud de observación) será capaz de ser consciente de todo el proceso, desde la contención emocional de celos hasta su expresión de rabia.

Desde mi punto de vista, es indispensable trabajar nuestro niño interior a nivel individual para aprender qué esconde esta carencia y para darnos el amor que en su momento nos fue negado.

CUARTO PASO: El aprendizaje
La neutralidad ante la situación permite el aprendizaje y es por ello que debemos ser capaces de convertirnos en observadores de nuestras actitudes. No solo es posible, sino altamente recomendable realizar esta práctica diariamente, sin esperar nada: únicamente observar nuestras reacciones para ayudarnos a ser más conscientes y comenzar paso a paso el viaje hacia nuestro autodescubrimiento.

5 pasos para mejorar la relación entre padres e hijos

By Sin categorizar No Comments

En la sociedad actual la velocidad con la que vivimos y la exigencia en el trabajo así como las diferentes tareas y obligaciones de casa o familiares hacen muy difícil para los padres educar a los niños de forma sana y equilibrada emocionalmente.

Además, la inmersión de las tecnologías en nuestra vida diaria promueve la necesidad de un estímulo constante, incitando al consumo y dañando la comunicación entre padres e hijos.

Todo nos lleva a estar inmersos en una rueda sin salida: a realizar más trabajo para satisfacer este consumo, y es entonces cuando la expresión de la afectividad se hace realmente muy difícil.

Me gustaría compartir una serie de pasos muy fáciles que constituyen un recordatorio para adentrarnos en el mundo de nuestras emociones y ver nuestra vida desde otro punto de vista, para también poder transmitir a nuestros hijos valores positivos y prácticas enriquecedoras para su vida.

5 Pasos para mejorar tu relación con tus hijos

Paso 1: La liberación de nuestras cargas del pasado.

Si no liberamos las cargas del pasado, nos aferraremos a lo que nos han transmitido como lo único válido, y lo pasaremos a su vez de generación en generación sin un aporte propio, porque realmente no hemos aprendido nada.

Paso 2: La observación sobre la forma en que actuamos.

Es fundamental ejercitar la auto-observación (sin juicio) de las respuestas ante las situaciones de la vida, para tomar conciencia de nuestra “irrealidad”. La irrealidad se mide por la distancia que existe entre nuestro pensamiento (parte racional-adulto/a) y nuestro sentimiento (parte emocional-niño interior).

Paso 3: La aceptación de que los padres no siempre tenemos la razón.

Es imprescindible abrirnos a aprender de nuestros hijos, desde la humildad, en lugar de defender nuestra posición para convencerlos de lo que deberían hacer.

Es importante estimular en casa la expresión individual. Todos los miembros de una familia pueden enriquecer un punto de vista o buscar juntos la solución de un problema. La actitud autoritaria de los padres nunca ha logrado más que el alejamiento del núcleo familiar.

Paso 4: La diferenciación entre lo verbal y lo emocional.

A través de la ejercitación de los pasos 1, 2 y 3 conseguiremos aprender a conectar con los sentimientos de nuestros hijos en lugar de quedarnos con su respuesta verbal. O en otras palabras: ¿Qué me llega de mi hijo cuando me habla? Por ejemplo, cuando nos dice: “Ya no te quiero”, realmente podría ser una llamada atención para indicarnos que desea nuestra atención y tiempo.

Paso 5: La Reconexión con nuestro propio niño interior a través de nuestros hijos nos ayuda a conectar con sus emociones.

Tenemos la gran oportunidad de conectar con nuestro propio niño/a interior a través de nuestros hijos. Ellos son la manifestación más próxima a nosotros sobre el niño que un día fuimos y que necesita que lo amemos continuamente, lo aceptemos y le demos el afecto y la comprensión que necesitábamos en nuestra niñez y que no recibimos o bien no cómo nosotros deseábamos.

No podemos dar a los demás lo que no sabemos o no podemos darnos a nosotros mismos.

Si deseas profundizar en estos 5 pasos, puedes ver esta lista de reproducción en YouTube una descripción más detallada que ahonda con mayor profundidad en el tema.

Un saludo.

 

¿Cómo llegar a mis objetivos?

By Sin categorizar No Comments

“Cuando me hago esta pregunta la única respuesta que me viene, al principio es una sensación de silencio que invade mi interior. Algunas veces me pierdo en ella y otras siento como un escalofrío que recorre todo mi cuerpo y me genera miedo porque no sé la respuesta por mucho que la busque. Al final me queda una sensación de incertidumbre acerca de cuál puede ser el camino correcto para llegar a mis objetivos.”

Este podría ser un ejemplo sobre la actitud de una persona que busca desesperadamente el camino correcto para llegar a lo que desea: “sus objetivos”

Dedicamos muchas horas y muchos dolores de cabeza, para ver cuál es la opción correcta y así no equivocarnos. Nos da mucho miedo la equivocación porque siempre nos han bombardeado con la idea de hacer las cosas bien, de una forma “correcta”.

Después de muchas experiencias os puedo decir que todo este planteamiento es erróneo. Aunque os pudiera salir bien no sería porque realmente se genere un aprendizaje de la situación y así evolucionar, sino más bien por la conexión de una serie de piezas que por el tiempo van encajando hasta llegar al objetivo.

Este planteamiento estaría más vinculado a “la suerte o el azar” y/o al excesivo “esfuerzo”.

Cuando se produce por azar o cuando el esfuerzo es titánico no te llevará al aprendizaje, ni tan siquiera al hecho de que la próxima vez será mejor, sino que en cada situación nueva (al no aprender de las anteriores) se producirá la misma angustia de siempre.

Llegar al objetivo se puede hacer de muchas formas y cada persona ha elegido en su vida la que ha podido en ese momento.

No nos lo debemos reprochar, porque si lo hacemos, nos mantendremos siempre en una lucha continua, parecida a la que generalmente se da en una relación de pareja, y que nos impedirá disfrutar y aprender.

¿Cuál es el camino más corto, con menos resistencias y mayor disfrute?

La respuesta es en el que más aprendemos.

Tenemos que tener en cuenta una serie de puntos para lograr nuestros objetivos con aprendizaje:

  • La clave de cualquier objetivo es el camino.

Ahí es donde se encuentra el aprendizaje. Cuanto más pendiente estás de llegar al objetivo, menos podrás aprender y disfrutar.

  • La idea que tienes en principio del camino y del objetivo pueden cambiar en la medida que vas interactuando con la vida y teniendo las experiencias que te “toca” vivir. Debes estar abierto a integrar lo que vas aprendiendo. Sé que da miedo, pero forma parte de la vida y es necesario confiar en ella.
  • Nunca se está preparado para los cambios. Es imposible adaptarse y sentirse seguro cuando haces algo que no has hecho nunca, pero también sabemos que no estamos preparados para ser padres, tener pareja, cambiar de trabajo, la muerte de un ser querido etc.…
  • Cuando tengas miedo a equivocarte, acuérdate de tu infancia.

Recuerda cuando tenías miedo a equivocarte y solo veías tu vulnerabilidad, cuando tus padres te miraban, y te censuraban con palabras o miradas de rechazo hacia ti…

¡Ese miedo a equivocarse no es de ahora!

Es de tu infancia y se ha quedado anclado en ti.  Cada vez que haces algo distinto surge el miedo de tu niño/a.

  • La equivocación tienes varias partes:

Primero, el impacto y el reproche hacia ti mismo de lo que ocurre “por no haberlo hecho bien”.

Segundo, el duelo, dure el tiempo que dure. Cuanto mejor gestionemos nuestras emociones mayor capacidad de adaptación tendremos ante las situaciones y menor será la duración del conflicto.

Tercero, el aprendizaje. Si hemos liberado algunos conflictos inconscientes y aprendemos una buena educación emocional, el aprendizaje será rápido, efectivo y la carga negativa y estancada no se producirá.

¡No es teoría es vivencia!