“Cuando me hago esta pregunta la única respuesta que me viene, al principio es una sensación de silencio que invade mi interior. Algunas veces me pierdo en ella y otras siento como un escalofrío que recorre todo mi cuerpo y me genera miedo porque no sé la respuesta por mucho que la busque. Al final me queda una sensación de incertidumbre acerca de cuál puede ser el camino correcto para llegar a mis objetivos.”
Este podría ser un ejemplo sobre la actitud de una persona que busca desesperadamente el camino correcto para llegar a lo que desea: “sus objetivos”
Dedicamos muchas horas y muchos dolores de cabeza, para ver cuál es la opción correcta y así no equivocarnos. Nos da mucho miedo la equivocación porque siempre nos han bombardeado con la idea de hacer las cosas bien, de una forma “correcta”.
Después de muchas experiencias os puedo decir que todo este planteamiento es erróneo. Aunque os pudiera salir bien no sería porque realmente se genere un aprendizaje de la situación y así evolucionar, sino más bien por la conexión de una serie de piezas que por el tiempo van encajando hasta llegar al objetivo.
Este planteamiento estaría más vinculado a “la suerte o el azar” y/o al excesivo “esfuerzo”.
Cuando se produce por azar o cuando el esfuerzo es titánico no te llevará al aprendizaje, ni tan siquiera al hecho de que la próxima vez será mejor, sino que en cada situación nueva (al no aprender de las anteriores) se producirá la misma angustia de siempre.
Llegar al objetivo se puede hacer de muchas formas y cada persona ha elegido en su vida la que ha podido en ese momento.
No nos lo debemos reprochar, porque si lo hacemos, nos mantendremos siempre en una lucha continua, parecida a la que generalmente se da en una relación de pareja, y que nos impedirá disfrutar y aprender.
¿Cuál es el camino más corto, con menos resistencias y mayor disfrute?
La respuesta es en el que más aprendemos.
Tenemos que tener en cuenta una serie de puntos para lograr nuestros objetivos con aprendizaje:
- La clave de cualquier objetivo es el camino.
Ahí es donde se encuentra el aprendizaje. Cuanto más pendiente estás de llegar al objetivo, menos podrás aprender y disfrutar.
- La idea que tienes en principio del camino y del objetivo pueden cambiar en la medida que vas interactuando con la vida y teniendo las experiencias que te “toca” vivir. Debes estar abierto a integrar lo que vas aprendiendo. Sé que da miedo, pero forma parte de la vida y es necesario confiar en ella.
- Nunca se está preparado para los cambios. Es imposible adaptarse y sentirse seguro cuando haces algo que no has hecho nunca, pero también sabemos que no estamos preparados para ser padres, tener pareja, cambiar de trabajo, la muerte de un ser querido etc.…
- Cuando tengas miedo a equivocarte, acuérdate de tu infancia.
Recuerda cuando tenías miedo a equivocarte y solo veías tu vulnerabilidad, cuando tus padres te miraban, y te censuraban con palabras o miradas de rechazo hacia ti…
¡Ese miedo a equivocarse no es de ahora!
Es de tu infancia y se ha quedado anclado en ti. Cada vez que haces algo distinto surge el miedo de tu niño/a.
- La equivocación tienes varias partes:
Primero, el impacto y el reproche hacia ti mismo de lo que ocurre “por no haberlo hecho bien”.
Segundo, el duelo, dure el tiempo que dure. Cuanto mejor gestionemos nuestras emociones mayor capacidad de adaptación tendremos ante las situaciones y menor será la duración del conflicto.
Tercero, el aprendizaje. Si hemos liberado algunos conflictos inconscientes y aprendemos una buena educación emocional, el aprendizaje será rápido, efectivo y la carga negativa y estancada no se producirá.
¡No es teoría es vivencia!